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No eres peor cuando te rechazan

Alex Gascon
July 14th, 2019 · 2 min read

Mañana empiezo a trabajar como Software Engineer en AWS. Es un paso en mi carrera que hace un año, o incluso hace un par de meses, me hubiese resultado absolutamente impensable.

Desde que me llegó la oferta he estado dándole vueltas a cómo he llegado a ese punto. Sin duda, una parte muy importante es preparar bien las entrevistas, pero hay cientos de artículos sobre el proceso de entrevistas de Amazon, así que no creo que pueda explicar nada nuevo en un post como este. No obstante, hay algo distinto que pocas veces se menciona, y que marcó totalmente la diferencia en mi situación: simplemente, tener suerte.

Si has estado buscando trabajo alguna vez, sabrás demasiado bien que en muchas de las posiciones a las que aplicas no recibes respuesta, o si lo haces será simplemente para confirmarte que has sid rechazado. Eso me pasó a mí también: apliqué a decenas de compañías como N26, Shopify o Stripe, y en todas ellas me rechazaron sin siquiera pasar por el proceso de entrevistas. Al principio, eso me hizo reconsiderar si debía siquiera seguir intentándolo. Si todas esas compañías me rechazaban sin ni siquiera entrevistarme, a lo mejor no era tan buen developer como pensaba; a lo mejor mi experiencia no era suficiente, o mi portfolio no era lo suficientemente bueno.

No obstante, al final me contactaron desde AWS, hice el proceso de entrevistas y terminé recibiendo una buena oferta. Estuve analizando qué es lo que había hecho diferente esta vez, pero el problema es que no podía ni siquiera comparar la situación: en las otras posiciones, ni siquiera había tenido la oportunidad de probar si realmente valía.

Entonces es cuando me di cuenta de una de las lecciones más importantes que he aprendido: el “yo” que fue rechazado por decenas de compañías es el mismo “yo” que consiguió una oferta de AWS. Mi experiencia era la misma, mis habilidades eran las mismas, mi potencial era el mismo. La única diferencia entre las dos situaciones es simplemente que en una tuve más suerte que la otra. Tal vez el formato le llamó más la atención a unos recruiters que a otros, o tal vez ese día Linkedin me mostró en la segunda página de resultados de búsqueda en lugar de en la décima. Fuese lo que fuese, eso es lo que me permitió entrar en el proceso de entrevistas, donde el resultado dependía únicamente de mí mismo.

Ser rechazado es difícil, porque no podemos evitar pensar que hemos hecho algo mal, o que hay algo de nosotros mismos que deberíamos cambiar. Pero es importante darnos cuenta que algunas veces la razón por la que somos rechazados está totalmente fuera de nuestro control, y que lo que debemos hacer no es desanimarnos y parar, sino seguir intentándolo hasta tener la oportunidad de demostrar de verdad lo que vales.

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